lunes, 14 de marzo de 2011

Concepción luterana de las profesiones (Síntesis Capítulo III)

Por: MARIBEL FLORIAN

En este capítulo Weber, rastreando la procedencia de la acepción del término profesión como absoluto fin en sí, ilustra algunos problemas de orden metodológico que le sirven para matizar los alcances de sus aseveraciones.

Empieza el autor señalando:

En la palabra alemana profesión (Beruf), como en la inglesa (Calling), hay cuando menos una reminiscencia religiosa: la idea de una misión impuesta por Dios.

Siguiendo la génisis histórica de la palabra, en las distintas lenguas, el autor advierte dos cosas:

1.    Que los pueblos católicos carecen de una expresión coloreada con ese matiz religioso para designar lo que los alemanes llaman Beruf (en el sentido de posición en la vida, de una esfera delimitada de trabajo), hecho que existe en todos los pueblos de mayoría protestante (p.81).

2.    Que la existencia de tal sentido no es debido a una condicionalidad étnica de los respectivos idiomas, sino que en su sentido actual, dicha palabra nació de traducciones de la biblia (p.81).

Continua señalando el autor, es en la traducción luterana de la biblia donde esta acepción del término (beruf) parece haber sido utilizada por vez primera en el sentido actual. Adicionalmente apunta en una nota de pie de página: antes de las traducciones luteranas de la biblia no aparece en ninguno de los idiomas que actualmente la contienen en su actual sentido puramente profano (p.85).

De esta manera el autor constata que no sólo el sentido literal del término es nuevo, sino también la idea, pues, según él, ello fue producto de la reforma. Ni en la antigüedad ni en la edad media se dieron los supuestos para esa estimación del trabajo cotidiano en el mundo que implica esta idea de profesión. Lo absolutamente nuevo era: considerar que el más noble contenido de la propia conducta moral consistía justamente en sentir como un deber el cumplimiento de la tarea profesional en el mundo (p.89).

En consecuencia se engendra el concepto ético religioso de profesión: el sentido sagrado del trabajo.
Así, señala Weber, la ética protestante se diferencia de la ética católica, en el sentido de que la protestante reconoce como modo de vida grato a Dios, no la superación de la moralidad terrena por medio de la ascesis monástica, sino precisamente el cumplimiento en el mundo de los deberes que a cada cual impone la posición que ocupa en la vida, y que por lo mismo se convierte para él en profesión[1].
De esta manera tomó más fuerza la idea de que el cumplimiento en el mundo de los propios deberes es el único medio de agradar a Dios. Esta es una de las aportaciones más importantes de la reforma y de modo especial, de Lutero.
Sin embargo, Weber plantea la siguiente pregunta ¿cómo haya de representarse en concreto el alcance práctico de aquella aportación del protestantismo al capitalismo? (p.93).
Cuestiones de método segundo párrafo pág. 93
p. 93 y 95. Importa señalar que, según el autor, no se puede plantear afinidades íntimas entre Lutero y el espíritu del capitalismo, porque por ejemplo, dice el autor, que Lutero lanzó diatribas contra la usura y el préstamo a interés.  
Incluso Weber señala que la autoridad de la biblia, de la que Lutero se había valido para acuñar la idea de profesión, favorecerá de ahora en adelante interpretaciones de tipo tradicionalista….p. 96. El autor trae a colación un ejemplo, señalando que en el Antiguo testamento se decía: que cada cual atienda a su alimentación y, que los impíos, se preocupen de ganar dinero… todas las intervenciones estaban llenas de esperanzas escatológicas. Ya que todo esperaba la llegada del señor. Razón por la cual, señala Weber, Lutero leyó la biblia con los lentes de su propia mentalidad que era tradicionalista y lo siguió siendo aún más (p.97).
Así, lo propio y específico de la reforma, en contraste con la concepción católica, es haber acentuado el matiz ético y aumentado la prima religiosa concedida al trabajo en el mundo, racionalizado en profesión. Y la evolución del concepto estuvo en intima conexión con el desarrollo de formas distintas de piedad en cada una de las iglesias reformadas (p.96).
De este modo el concepto de profesión mantuvo todavía en Lutero un carácter tradicionalista. Al estudiar la ética religiosa medieval se puede observar que la idea de profesión en el sentido luterano había sido preparada por los místicos medievales. P.100
Veamos que decían los místicos medievales: profesión es aquello que el hombre ha de aceptar porque la providencia se lo envía, algo ante lo que tiene que allanarse; y esta idea determina la consideración del trabajo profesional como misión, como la misión impuesta por dios al hombre, rasgo éste que fue todavía acentuado en la evolución posterior del Luteranismo ortodoxo. Lo único nuevo en el orden ético fue: la desaparición de los específicos deberes ascéticos (superior a los deberes a cumplir en el mundo) y la predicación de la obediencia a la autoridad y el conformarse con la situación asignada a cada cual en la vida (p.101)
En consecuencia el autor señala: como puede verse, la simple idea de profesión en sentido luterano es muy problemático para que lo busquemos, por de pronto, esto es lo único que nos interesa establecer (p.102)
Sin embargo importa señalar que el autor no niega los efectos prácticos que pudo tener en los objetos de su indagación la organización luterana, sino que no se la puede derivar directamente de la posición adoptada por Lutero y su iglesia ante el trabajo profesional. Por eso debemos comenzar por investigar aquellas de sus formas en las que, de modo más claro que en el luteranismo, se perciba la conexión de la conducta práctica en la vida con un punto de partida religioso.
Añade Weber en la página 103 que la obra de Lutero no habría sido duradera sin el calvinismo. Y por ello después, en el capítulo IV, Weber se remite al calvinismo.
No obstante, aclara en la página 105 que cuando al investigar las relaciones entre la antigua ética protestante y la evolución del espíritu capitalista partimos de las creaciones de Calvino, del calvinismo y de las otras sectas puritanas, no pretendemos afirmar que en los fundadores o representantes de estas confesiones se encuentre un despertar de lo que llamamos (espíritu del capitalismo), como finalidad de su trabajo y actividades vitales. Fue el poder de los movimientos religiosos –no sólo él, pero sí de modo dominante―, quien creó las diferencias que hoy vemos (p.105)
Continua señalando: por eso, los efectos de la reforma en el orden de la civilización – por preponderantes que queramos considerarlos desde nuestro punto de vista- eran consecuencias imprevistas y espontaneas del trabajo de los reformadores, derivadas y aun directamente contrarias a lo que estos pensaban y se proponían (p.106)
Entonces, así las cosas, esto sólo se podría ver como la envoltura externa dada por ciertas ideas religiosas a la trama de la evolución de nuestra civilización moderna, a la que innumerables motivos históricos orientaron en un sentido específicamente terrenal y profano.
La pregunta es únicamente, dice Weber, ¿qué contenidos característicos de esta civilización cabria imputar a la influencia de la reforma?
Para ello conviene emanciparse de la idea de explicar la reforma deduciéndola de determinadas transformaciones de orden económico. Para que las nuevas iglesias creadas subsistieran hubieron de cooperar incontables constelaciones históricas, que no sólo no encajan en ninguna ley económica, sino que no se pueden considerar desde puntos de vista económicos, y sobre todo, influyeron hechos puramente políticos[M1] .
106. lo que es menester señalar es si y hasta qué punto han participado influencias religiosas en los matices y la expansión cualitativa de aquel espíritu sobre el mundo, y qué aspectos concretos de la civilización capitalista se deben a ella.
Con esto queda aclarado el modo y la dirección en la que el movimiento religioso actuaba en virtud de dichas afinidades, sobre el desenvolvimiento de la civilización material. Una vez que esto haya quedado en claro, podrá intentarse la apreciación de en qué medida los contenidos de la civilización moderna son imputables a dichos motivos religiosos, y en qué grado lo son a factores de distinta índole.


[1] Según Lutero, es evidente que la vida monástica no solo carece por completo de valor para justificarse ante dios, sino que además es el producto de un desamor egoísta, que tarta de sustraerse al cumplimiento de los deberes que precisa cumplir en el mundo (p. 91 y 92).


 [M1]Este párrafo puede leerse como una crítica a la teoría marxista, que fue uno de los elementos que quedo por debatir en la sesión.


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